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"Yo Y El Quijote"

Como el burro delante de Sancho, me ubico delante del hidalgo, pues fuese vuesa merced quien me dijere que el hambre tiene siempre los pies ligeros, y yo de eso entiendo lo justo pa salir corriendo asín fuere menester. He de decir que  el viaje errático, que no desatinado, de la locura a la cordura, me hizo pensar que hasta en un páramo de rojas tierras, y paisajes agrestes, se puede vivir una ilusión de amor con la vida, una historia de elegir la vida que uno desea dentro de la que uno tiene circunstancialmente, el derecho de elegir y tomar decisiones, por encima de la cuestión natural de la supervivencia, es lo que distingue al humano pro-hombre (Quijano, DON, un "don divino", no nos olvidemos: Don quijote) por encima del humano sobreviviente (Panza, preocupado sólo de la ídem).

La falsa espera de un sueño en un mundo, si no mejor, más justo, donde todo tiene su merecida recompensa y su orden de justicia, SI NO DIVINA, humana, es curioso que pudiera pasar delante de la mirada inquisidora de la Santa Madre Iglesia, madre que todo lo mira y todo lo controla para poner "en su lugar" el orden de las cosas, y so pena de pasar por un pobre loco, un diablo que no sabe lo que hace, que confunde un simple molino, con un monstruo (y gigante para más señas).

Miguelito nos hizo un guiño cómplice, humorístico, melancólico y profundo castellano de una página de la historia donde estaba prohibido decir las cosas por su nombre, por eso seguirá vigente siempre.

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